CANTAR POR LA VIDA... NO IMPORTA SI ES POR TRISTEZAS Ó ALEGRÍAS



"Estos Cantos se harán en versos o en prosas; lo que importa de ellos es la forma de mover los sentimientos. Si éstos son de alegría: ¡Que Viva la Vida!... Y si son de tristezas ¿qué le vamos hacer? pero... ¡Que siga Viviendo la Vida!"

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domingo, 9 de septiembre de 2012

ALEGORIAS BORGIANAS



“He perdido la cifra de los años que yazgo en las tinieblas…”
Jorge Luis Borges.
Es el patio de mi antigua morada… y yo solo.
Un espacio que recorro con la vista yerta
Un lugar que transito con el alma, apagada.
En él encuentro el color del cielo, anaranjado,
Y el grato olor de la hierba fresca, penetrando;
Humedad vegetal, verde que me colma el ansia.

Ahora extiendo mis manos y toco las ramas
Recibo el olor delicioso de las maduras frutas,
Mas  también algo me revuelve las vísceras
Y me hace romper las transparencias de las horas,
Me descuelga todo lo que en mí existe…
Y me derramo sobre la obscuridad de la tierra.

Leo ensayos de Borges, y me pierdo nostálgico,
En medio de su esencia humana. Y cae su noche,
Ya nada me detiene en este deleite de palabras…
Algo me anuncia lo esperado, y la motivación
Se hace añicos, al tocar ella con sus dedos
El cristal de los sueños, en el azul de mis mañanas.

Me despierto y recojo las hojas caídas desde lo alto.
Se hunden mis manos sobre los objetos de la nada
Y mi pensamiento atrapa la luz, y las imágenes vuelan
Elaborando alegorías, vanas ilusiones, que pobreza
De voz en las ideas, que idiotez, soñada con las hadas.

Me despierto y atrapo, de un salto, las palabras…
Las derramo sobre el papel, y mancho con el dolor
De tinta y sangre, la pureza de las letras. Entonces,
Alguien me borra todo, o ciego caigo en mi morada…
Lastimado ruedo por mi interior y llueven lágrimas,
Hilos de cristal, salina lluvia, que mi fuego apaga.

Alguien está allí, atento a mi caída, con una sonrisa
A flor de sus zapatos… y pienso que ya no existo,
Que jamás he existido en este largo pasadizo de la vida
Y me observo como un fantasma más, de esta galería,
Mas vuelvo a despertar en medio de los suspiros
De aquellos que han mitigado con su bondad mi rabia.

Autor: Dalit R. Escorcia M.
Julio del 2012.

PENDULAR SILENCIO


IV
La vida es vida, sí  ya ella se sabes vivir,
Sino se nos  convierte en una tortura vil.
Y quién vive la vida, como se debe vivir,
Siente la muerte, como algo que no ha de venir.
Entonces pasan los años como la brisa, a prisa,
Son esas flores de abril, junto a las flores de mayo
Rosas en sus desmayos conjugan un devenir…

Quién vive la vida así, en armonía y respeto
No tiene porque sufrir y vive siempre contento.
No hay que temerle a la muerte
Si hay que temerle a la vida…
La vida es indescifrable, la muerte está definida. 
Mas la noche eterna nos ata a un triste final
Cuando aún  el día nos aflora, y vibra
 Hace cabriolas, en la mitad de la mar…
¡Y nos reviste de olas, y se vuelve a navegar!

PENDULAR SILENCIO


III
Mis ojos oscilan frente a la muerte…
Llegan rumores desde la calle.
Alguien pregunta por el difunto
Y sólo le responde la voz del viento.
No existen lágrimas para tu llanto…
Cubres tu rostro disimuladamente
Y un gemido vibra en tu boca.

Nadie pregunta por el difunto…
El tiempo ha pasado sobre su cuerpo,
Y en él, sólo el epitafio marca sus huellas:

“Algo me dice que el tiempo pasa
Dejando olvido, sembrando risas
De los ausentes… esos que pasan
Sin dejar marcas sobre sus tumbas…
Nada les toca del paraíso...
Sólo el infierno, como al poeta.”

Mis labios callan ante la muerte
Y corre llanto sobre mi boca…
Alguien pregunta por los ausentes
Nadie responde a su pregunta
Alzo mi mano y, en su silencio,
Muestro, con ella, todas sus tumbas.

PENDULAR SILENCIO


II
Una anciana me pregunta
Si he vendido mucho de estos…
Y en realidad, no le respondo nada,
No sé qué responderle…
Si la noche está callada.

Mi mente oscila, nuevamente,
Entre el cielo y sus estrellas
Y este suelo que piso y me sostiene…
Soy un péndulo de luz y de sombras
Oscilación perenne de una fuga
Hacia un límbico sueño
De mil astros. Vuelvo a ser movimiento.

Cayendo y callado, llegan mis voces
Y un canto de arena y cal
Cubre mi rostro. Surge una esfinge
Y entre sus brazos, duerme el silencio
Sin tu regazo… escucho tu voz,
Hoy  me detengo. Cierro mis ojos,
Y estoy muriendo…  por mis fracasos.