“¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!
Nicanor Parra
I
…de lo existencial de tus versos, Nicanor,
Poeta, hermano, emergió la asimetría de tus cantos
Y se conjugó lo cotidiano de tu verbo oculto
Con lo intrascendente de las cosas en desuso…
No nacieron lágrimas de tus ojos profundos
Sólo pájaros volando entre la luz y las sombras.
Y hasta los quejidos más disimiles
Los dejaste colgados en tu perchero de sueños
Al lado de aquel ronronear de ese pequeño gato.
II
Quién diría que andas en busca de un sol plateado,
Iluminando un árbol y unas mariposas negras…
En medio de una flor de pétalos manchados,
Al trascurrir el tiempo, al desgastar los años.
Nadie duda de lo diáfano de tu triste canto
Todos sabían que, en él, algo habías cantado…
Y eran olas sobre el viento y brisas sobre el pasto.
III
¡Un negar intencional de la armonía era tu clave
Hacer de tu voz un sonido que se abre, sin quererlo,
A la dimensión sublime de ser escuchado sin el silencio
Ese momento que nos embriaga tan sólo con tenerlo
Entre los labios… medio mustio, medio tierno
De la noche hecha de polvo y, del polvo, sus recuerdos!
IV
En esos océanos de triviales preguntas, me hiciste, Poeta,
Desde aquellos días, sentir vergüenza cual tozudo profesor
Que oculta su ignorancia bajo el sucio manto
De la arrogancia de los que van camino a la inquisición
Y baje mi cabeza ante tu lenguaje de sencillo acento…
Busque tus palabras en el torbellino del viento
Dejando a las musas el rescate de mi inquieta voz…
V
Es tu verbo ínclito el eje del canto de los olvidados
De aquellos que fueron soldados de la defección
Y creaste palabras de sueños sin temor al olvido
Abriendo caminos a un estilo único y primario
Que guiaron mis pasos al mundo del anti poema
Y se crecieron mis venas con tu savia vital
Que me hizo sentir el dilema de cantar o escribir
De negar o afirmar de los versos lo esencial…
VI
¡Nicanor, amigo, hermano poeta,
Bardo de la América, ser ultra especial,
Que diste tus sueños para sembrar poesía
Regando en las aulas tu saber y alegría
Del homo - triunfal… Aunque muy triste,
Miraste del norte hacia el sur,
Zarpando, sin temor alguno, al infinito final!
Autor: Dalit R. Escorcia Marchena.
Si nos dan una muerte de animales!
Nicanor Parra
I
…de lo existencial de tus versos, Nicanor,
Poeta, hermano, emergió la asimetría de tus cantos
Y se conjugó lo cotidiano de tu verbo oculto
Con lo intrascendente de las cosas en desuso…
No nacieron lágrimas de tus ojos profundos
Sólo pájaros volando entre la luz y las sombras.
Y hasta los quejidos más disimiles
Los dejaste colgados en tu perchero de sueños
Al lado de aquel ronronear de ese pequeño gato.
II
Quién diría que andas en busca de un sol plateado,
Iluminando un árbol y unas mariposas negras…
En medio de una flor de pétalos manchados,
Al trascurrir el tiempo, al desgastar los años.
Nadie duda de lo diáfano de tu triste canto
Todos sabían que, en él, algo habías cantado…
Y eran olas sobre el viento y brisas sobre el pasto.
III
¡Un negar intencional de la armonía era tu clave
Hacer de tu voz un sonido que se abre, sin quererlo,
A la dimensión sublime de ser escuchado sin el silencio
Ese momento que nos embriaga tan sólo con tenerlo
Entre los labios… medio mustio, medio tierno
De la noche hecha de polvo y, del polvo, sus recuerdos!
IV
En esos océanos de triviales preguntas, me hiciste, Poeta,
Desde aquellos días, sentir vergüenza cual tozudo profesor
Que oculta su ignorancia bajo el sucio manto
De la arrogancia de los que van camino a la inquisición
Y baje mi cabeza ante tu lenguaje de sencillo acento…
Busque tus palabras en el torbellino del viento
Dejando a las musas el rescate de mi inquieta voz…
V
Es tu verbo ínclito el eje del canto de los olvidados
De aquellos que fueron soldados de la defección
Y creaste palabras de sueños sin temor al olvido
Abriendo caminos a un estilo único y primario
Que guiaron mis pasos al mundo del anti poema
Y se crecieron mis venas con tu savia vital
Que me hizo sentir el dilema de cantar o escribir
De negar o afirmar de los versos lo esencial…
VI
¡Nicanor, amigo, hermano poeta,
Bardo de la América, ser ultra especial,
Que diste tus sueños para sembrar poesía
Regando en las aulas tu saber y alegría
Del homo - triunfal… Aunque muy triste,
Miraste del norte hacia el sur,
Zarpando, sin temor alguno, al infinito final!
Autor: Dalit R. Escorcia Marchena.
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