I
Es mejor guardar silencio
ante los golpes de la vida
porque aquel que en sí suspira
hace leve sus tormentos…
II
Ya llegaron las gaviotas
y en sus alas traen la brisa
y tú traes en tu sonrisa…
un suspiro de alma rota…
III
No hay lamento más profundo
que el adiós de un ser querido
cuan nos parte sus quejidos…
cuando zarpar de este mundo.
IV
Y a la orilla de ese océano
que nos vio emerger del río
se hizo un manto sombrío
al soltase nuestras manos…
V
Ahora temo por tu vida y por la mía,
se que los dos nos amamos…
y a la luz de la tristeza umbría
se tejen los odios humanos…
VI
Alguien nos mira de reojo
nos acusa con su mirada…
sabe que nuestro amor es nada
si su corazón entra en enojo…
VII
Pero a los dos sólo nos importa
querernos sin perjuicio alguno…
a mí me llevarán a la horca
y a ti a un lugar taciturno…
VIII
Así, en esa crisis profunda
se sumirá nuestra historia
sólo quedará en la memoria
de aquellos que no son santos.
IX
Mas las huellas se dilatan
y se entregan a los caminos
ese será nuestro destino
en una corriente de plata…
X
Bella doncella de nácar
que dejas a mi inspiración
el brillo de mi cielo en tu sol
en ese liquido escarlata…
Autor: Dalit R. Escorcia Marchena.
Barranquilla, Colombia.
Enero 23 del 2016.
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