En el alma de
la tierra
hay un corazón alegre
un
sentimiento tierno…
una voz de primavera,
dulce y fresca agua pura,
una sonrisa de mujer…
Bella y esbelta figura,
trigo que entrega la vida,
miel que endulza nuestros sueños.
Ojos que son un retoño
de luz clavada en el alma,
dagas cruzando las carnes
en busca del corazón…
Aliciente y mil perdones
del pecador y el trashumante…
flor de espiga en flor,
voces de canto, penas y quejas,
arrullos de tiernas viejas,
llantos de humildes pequeños,
besos y abrazos de un reino…
¡Oh, paciencia de un pecador!
Dalit Escorcia Marchena.
Marzo 3 de 1987.