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“… la
muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.”
a las cinco de la tarde.”
Federico García Lorca
…qué
canto de arena
se
forjó en mi garganta…
un
píe descalzo
dejó
una huella naciente en la distancia
y
vinieron los más pequeños besos de las rosas
a
botonar un pecho de poeta…
Qué
canto de arena
se
abre en mi garganta…
un
suspiro de animal doliente
atraviesa
esta constelación
de silencios. Y descienden
multitudes
de quejas hasta un falso relicario.
Qué
canto de arena,
si
nada es eterno
y
nos traga el espacio en el tiempo
y
el tiempo en el espacio
se
nos convierten en versos
salidos
del misterio, y vamos
sin
fin muriendo…
Dalit
Rafael Escorcia Marchena
Octubre
/87
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