"Así era Comala, la gran inspiración de Pedro Páramo" |
Olorosa como el aire de Comala,
fecunda
cual estirpe temerosa:
ayer
reina y hoy anciana…
La
vio en el fondo de las estrellas
y
sus ojos se fueron apagando
como
lánguidas luciérnagas.
Olorosa a incienso y madre selva,
perfumada
para mí, y no para ella.
La
sentí deambular por los rincones
cual
pequeño roedor de pobre iglesia.
Nada
la detuvo entre sus sueños
y
se hizo negar por la existencia.
Ella,
pasó sobre su aliento y dibujó
con
sus labios mi universo…
Olorosa a invierno y primavera
a
románticas rosas y gardenias,
se
hizo al vuelo, navegante, tierna
y
escudriño mi pecho en las arenas.
Olorosa a verano y a otoño
Escribió
un capítulo en la historia
deshizo
las vasijas de su memoria
y
volvió al silencio eterno…
Nada la detuvo entre sus sueños
y
la hizo negar en su existencia…
Vaga
y leve como el viento, iba la novia
El,
pasó sobre su aliento, y la besó
tiernamente
en la mejilla… Era de noche,
y el silencio, se había ido a las estrellas.
Dalit
R. Escorcia Marchena.
Agosto
de 1999.
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