II
Una
anciana me pregunta
Si he
vendido mucho de estos…
Y en
realidad, no le respondo nada,
No sé
qué responderle…
Si la
noche está callada.
Mi
mente oscila, nuevamente,
Entre
el cielo y sus estrellas
Y este
suelo que piso y me sostiene…
Soy un
péndulo de luz y de sombras
Oscilación
perenne de una fuga
Hacia
un límbico sueño
De mil
astros. Vuelvo a ser movimiento.
Cayendo
y callado, llegan mis voces
Y un
canto de arena y cal
Cubre
mi rostro. Surge una esfinge
Y entre
sus brazos, duerme el silencio
Sin tu
regazo… escucho tu voz,
Hoy me detengo. Cierro mis ojos,
Y estoy
muriendo… por mis fracasos.
La obra pictórica que ilustra este poema también forma parte de la galería virtual del Amigo Salvatore.
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