III
Mis
ojos oscilan frente a la muerte…
Llegan
rumores desde la calle.
Alguien
pregunta por el difunto
Y sólo
le responde la voz del viento.
No
existen lágrimas para tu llanto…
Cubres
tu rostro disimuladamente
Y un
gemido vibra en tu boca.
Nadie
pregunta por el difunto…
El tiempo
ha pasado sobre su cuerpo,
Y en él,
sólo el epitafio marca sus huellas:
“Algo
me dice que el tiempo pasa
Dejando
olvido, sembrando risas
De los
ausentes… esos que pasan
Sin
dejar marcas sobre sus tumbas…
Nada
les toca del paraíso...
Sólo el
infierno, como al poeta.”
Mis
labios callan ante la muerte
Y corre
llanto sobre mi boca…
Alguien
pregunta por los ausentes
Nadie
responde a su pregunta
Alzo mi
mano y, en su silencio,
Muestro,
con ella, todas sus tumbas.
"Esta obra pictórica que ilustra este poema forma parte de la galería virtual del Amigo Salvatore".
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