SENTENCIA I
Me desboqué en el
infinito
Sin conocer la sangre
que me dio la vida…
Sólo me jugué la
suerte
En una ruleta fija: la
muerte.
Y le gane más de dos
veces
A esta funesta noche
Desde el silencio
agreste
Que se anidó en mi
pecho…
Y esculpió en tus
sueños
Un largo suspiro de
agonía.
Es una lógica de
acción
El fuego se apaga con
el fuego
Cuando no queda nada
por arder
Y de las cenizas
surgen alas grises
Revolviendo el polvo
de la tierra.
SENTENCIA II
Se están yendo mis
amigos
Unos para otro lado
Y otros para el
olvido…
En tanto, yo aquí
sentado
Viendo correr el
tiempo
Con la mente vacía,
Los ojos puestos en el
horizonte
Y con las manos
dormidas
Intentando agarrar la
noche
Y, también, ésta me es
esquiva…
SENTENCIA III
Erase la historia
sagrada no aprendida
Y el ruido de la
virginal naturaleza…
Erase los tiempos más
alegres
De lluvia, viento,
aurora y tierra…
Erase un grito hecho palabras
Y así se transformó la
historia
Y un hombre actuó
autónomamente
Que vino el creador
lleno de rabia
Y su molde quebró en
mil pedazos…
Añicos volvió la razón
de la existencia.
SENTENCIA IV
Del amor se dicen
tantas cosas…
Tan lineales y tan
trágicas.
Y una luz cruza la
tarde,
Un perfil en la
ventana,
Una niña enamorada…
Un ave chupando el
néctar
En las rosas…
Y la inocencia
Incrustada en un
cuchillo…
Una mirada, sosegada,
contemplando
Como se mueren las
horas…
Y una niña llora y
llora
Con su falda ya
manchada…
Ha muerto hoy la
inocencia
Y virginal nació otra
aurora.
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