Redímeme con tus brazos…
Lánzame por los aires
Como un niño inquieto
Para alcanzar las estrellas
Que se alejan más y más…
Lléname de tu sangre,
El néctar de tu cuerpo
Y de la aroma
Que desprende tu corazón,
Conjúgame con las cosas
Has del cosmos mi casa,
Mi nido…
Y mis horas de empeño.
Tienes la virtud del sembrador,
Por eso en ti me entrego:
Soy semilla en tierra agreste,
Tú, la mano que me guía
Hasta el surco inexplorado,
Pero inconfundible,
De la vida…
Ahora me siembras,
Espero que me riegues
Con tus derechos y deberes
Con tus sueños y alegrías,
Para crecer ligero
Plantado en tu vientre
De moza: madre e hija
Conjugadas a través del tiempo,
De la noche y el día,
En la geografía y la historia…
Déjame llegar a ti
Como las horas y los días,
En ti y sin ti…
Y en cada uno de tus sueños
Labrar mi porvenir
De soñador errante.
¡Átame en tu ser
De mariposa…
No me dejes partir así,
De noche y sin nada
Después de haber tenido todo
Entre tus largas manos
Y tus llameantes besos
En los que me consumo
Por tu boca de infierno!
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